NO TODOS MORDÍAN FUERTE: “los carnívoros gigantes del pasado tenían estrategias muy distintas”

A primera vista, uno imaginaría que todos los dinosaurios carnívoros gigantes tenían mordidas poderosas, capaces de destrozar huesos como lo hacía el temible Tyrannosaurus rex. Sin embargo, un nuevo estudio ha demostrado que muchos de estos colosos eran más sutiles de lo que parecen. En lugar de fuerza bruta, varios de ellos optaron por agilidad, precisión y una dieta que evitaba triturar hueso.
Paleontólogos de la Universidad de Bristol analizaron 18 especies distintas de dinosaurios terópodos incluidos algunos de los más famosos como Giganotosaurus, Allosaurus y Spinosaurus utilizando modelos tridimensionales de cráneos digitalizados a partir de tomografías computarizadas. Lo que descubrieron cambia por completo nuestra idea sobre cómo cazaban y comían estos animales: el tamaño no siempre implicaba una mordida más fuerte.
Aunque T. rex contaba con una mandíbula capaz de generar fuerzas descomunales, con un cráneo ancho y macizo que lo hacía apto para aplastar huesos y devorar carroña, otros gigantes carnívoros contemporáneos evolucionaron de forma diferente. Allosaurus, por ejemplo, tenía una estructura craneal más liviana y flexible, que le permitía ejecutar mordidas rápidas y cortar carne sin necesidad de ejercer presión extrema. Lo mismo se descubrió en Giganotosaurus y Spinosaurus, cuyo cráneo alargado no estaba diseñado para resistir tensiones severas.
Los investigadores observaron que no existe una correlación directa entre el tamaño corporal y la fuerza de mordida. Algunos dinosaurios más pequeños, de hecho, mostraban una mayor resistencia mecánica en el cráneo que los gigantes. Esta diversidad sugiere que los carnívoros adoptaron estrategias alimenticias muy distintas entre sí, probablemente para evitar competir por los mismos recursos.
En este panorama evolutivo, T. rex aparece como una excepción, no como la norma. Su mordida letal lo situaba como un superdepredador especializado, mientras que otros optaron por la rapidez, la precisión y una dieta que evitaba el desgaste óseo. Como si en lugar de leones, hubiésemos tenido guepardos y osos cazando en el mismo ecosistema, cada uno con una técnica depurada.
Los hallazgos aportan una nueva visión sobre la evolución de los dinosaurios carnívoros y cuestionan la idea de que la fuerza física era el principal camino hacia el éxito. Más bien, hubo múltiples rutas: algunas especies reforzaron sus cráneos, otras los aligeraron; unas desarrollaron una fuerza devastadora, otras prefirieron la eficiencia.
En última instancia, esta diversidad biomecánica no solo explica cómo pudieron convivir distintas especies de depredadores, sino también cómo la evolución encontró más de una solución para el mismo problema: sobrevivir y dominar en un mundo salvaje, sin necesidad de ser siempre el más fuerte.
Referencias:
- Rowe, A. J., & Rayfield, E. J. (2025). Carnivorous dinosaur lineages adopt different skull performances at gigantic size. Current Biology, 35(15), 3664–3673.
- Cosmos Magazine. (2025, 5 de agosto). Some giant meat-eating dinosaurs had weak bites.
- Phys.org. (2025, 5 de agosto). Gigantic Megalosauroid and Allosauroid Dinosaurs Had Weak Bites, Study Suggests.
- Interesting Engineering. (2025, 5 de agosto). From Crushers to Slashers: Dinosaur Bite Styles Reveal Evolution’s Many Paths.