Dinosaurios de México: gigantes del pasado en nuestra tierra
Cuando hablamos de dinosaurios, solemos pensar en los hallazgos de Norteamérica, Mongolia o Argentina. Sin embargo, México también fue un escenario clave en la era de los dinosaurios, con una gran riqueza fósil que incluye criaturas imponentes, carnívoros veloces, herbívoros acorazados y hasta huellas que revelan su comportamiento.
Desde el desierto de Coahuila hasta la selva de Chiapas, nuestro país conserva una gran diversidad de fósiles que muestran cómo se desarrolló la vida durante el Mesozoico. A esto se suma un hecho crucial: en México ocurrió el impacto del asteroide en Chicxulub, en la península de Yucatán, evento que desencadenó la extinción de los dinosaurios hace 66 millones de años.

El México mesozoico: un paisaje muy diferente
Para comprender por qué en México abundan los fósiles de dinosaurios, debemos imaginar cómo era este territorio hace millones de años. Durante el Mesozoico (hace entre 252 y 66 millones de años), gran parte del país estaba cubierto por mares poco profundos, lagunas y bosques tropicales. La península de Yucatán, por ejemplo, era un sistema marino rico en arrecifes, mientras que el norte de México albergaba planicies y riberas ideales para dinosaurios terrestres.
En estados como Coahuila, Sonora y Chihuahua existían ríos caudalosos y zonas pantanosas donde se acumulaban sedimentos. Estas condiciones fueron perfectas para la fosilización: cuando un dinosaurio moría cerca de un río, era cubierto por capas de arena o lodo que, con el tiempo, conservaron sus restos.
Dinosaurios descubiertos en México
La paleontología mexicana ha avanzado mucho en las últimas décadas, y cada año se suman nuevos descubrimientos. Veamos algunos de los más notables:
Coahuilaceratops magnacuerna
El Coahuilaceratops es uno de los dinosaurios más icónicos de México. Este ceratópsido vivió hace unos 72 millones de años, durante el Cretácico tardío, en lo que hoy es el desierto de Coahuila. Era un herbívoro de gran tamaño que alcanzaba entre 7 y 8 metros de longitud y varias toneladas de peso.
Su característica más sorprendente eran sus cuernos supraorbitales, que medían más de un metro de largo, considerados los más largos conocidos en cualquier dinosaurio. Estos impresionantes apéndices probablemente cumplían varias funciones: defensa contra depredadores, exhibición sexual y rivalidad entre machos.
Vivía en ambientes húmedos y ribereños, formando parte de manadas de herbívoros que recorrían las llanuras. Su hallazgo en 2010 posicionó a México como una región clave en la evolución de los ceratópsidos, grupo al que también pertenecen Triceratops y Centrosaurus.
Velafrons coahuilensis
El Velafrons, cuyo nombre significa “frente con vela”, es un hadrosaurio lambeosaurino hallado en Coahuila. Medía más de 9 metros de largo y tenía una gran cresta ósea en la frente. Esta estructura probablemente funcionaba como cámara de resonancia, lo que le permitía emitir sonidos potentes para comunicarse con otros miembros de su manada.
Además, se cree que la cresta podía ser un rasgo de exhibición visual, diferenciando a machos y hembras o a individuos jóvenes y adultos. Como todos los hadrosaurios, era un herbívoro altamente especializado, con cientos de dientes en batería capaces de triturar vegetación dura como coníferas y cícadas.
Un aspecto fascinante del Velafrons es que se han hallado fósiles de individuos jóvenes, lo que sugiere que algunas poblaciones vivían en grupos familiares y que los adultos podían haber protegido a sus crías.
Yehuecauhceratops mudei
Este dinosaurio es otro representante de los ceratópsidos mexicanos. Su nombre proviene del náhuatl yehuecauh (“antiguo”), ceratops (“cara con cuernos”), y fue descrito en 2016. Era mucho más pequeño que Coahuilaceratops, midiendo alrededor de 3 a 4 metros de longitud, lo que lo convierte en un ceratópsido de tamaño mediano.
Su cráneo muestra un escudo y cuernos inusuales, lo que lo convierte en un ejemplar importante para comprender la variabilidad de estos dinosaurios en el sur de Norteamérica. Su existencia demuestra que México albergó una diversidad notable de ceratópsidos, no solo gigantescos sino también especies más discretas que ocupaban distintos nichos ecológicos.
Acantholipan gonzalezi
El Acantholipan, descrito en 2017, es el primer dinosaurio acorazado encontrado en México. Pertenecía a la familia de los nodosáuridos, dinosaurios herbívoros cubiertos por una armadura de osteodermos que les brindaba protección contra los depredadores.
Vivió hace unos 85 millones de años, medía alrededor de 4 metros de largo y tenía un cuerpo bajo y robusto. Su armadura estaba compuesta por placas óseas incrustadas en la piel, algunas con espinas puntiagudas que lo hacían un rival difícil incluso para los carnívoros más grandes.
El hallazgo de Acantholipan en Coahuila fue un descubrimiento crucial, ya que confirma que estos dinosaurios acorazados se distribuyeron también en México, uniendo los registros de Norteamérica y Sudamérica. Su nombre combina el griego akanthos (“espina”), lipan (tribu Lipan Apache) y el apellido de Arturo González González, paleontólogo mexicano.
Tototlmimus packardensis
El Tototlmimus, descubierto en 2016, es uno de los dinosaurios más singulares de México. Se trata de un ornitomímido, conocido como “dinosaurio avestruz” por su aspecto similar a estas aves modernas. Medía entre 3 y 4 metros de largo, tenía patas largas y ligeras, y probablemente era uno de los corredores más veloces del Cretácico mexicano.
Su nombre mezcla náhuatl y griego: tototl (“pájaro”) y mimus (“imitador”), es decir, “imitador de aves”. Este dinosaurio tenía un pico sin dientes, lo que ha llevado a pensar que era omnívoro, alimentándose tanto de plantas como de insectos, huevos o pequeños vertebrados.
El hallazgo de Tototlmimus es especialmente relevante porque muestra que los ornitomímidos no se limitaron a regiones como Asia o Canadá, sino que también tuvieron presencia en México, expandiendo nuestro entendimiento de su dispersión.
Agujaceratops mariscalensis
Este ceratópsido vivió hace unos 72 millones de años y se ha encontrado tanto en Texas como en el norte de Coahuila, lo que demuestra la conexión biogeográfica entre ambas regiones durante el Cretácico.
El Agujaceratops medía unos 6 metros de largo y pesaba alrededor de 2 toneladas. Su escudo craneal era ancho y con ornamentaciones óseas llamativas, lo que seguramente lo hacía destacar visualmente. Era un herbívoro gregario que probablemente formaba grandes manadas en zonas de humedales.
Su presencia en México confirma que muchas especies de dinosaurios podían desplazarse en amplias regiones, aprovechando corredores naturales que hoy dividen a Estados Unidos y México.

Restos de tiranosáuridos en México
Aunque aún no se ha encontrado un Tyrannosaurus rex completo en México, se han hallado dientes y fragmentos óseos de tiranosáuridos en Sonora y Coahuila. Estos restos muestran que los grandes depredadores también habitaron nuestro territorio.
Estos dinosaurios, que podían superar los 10 metros de largo, eran los superdepredadores del Cretácico y probablemente cazaban hadrosaurios, ceratópsidos y ornitomímidos. Su presencia en México confirma que los ecosistemas locales eran tan dinámicos y complejos como los de otras partes de Norteamérica.
Los yacimientos fósiles más importantes
México cuenta con varios sitios paleontológicos de relevancia internacional:
- Coahuila: Considerado la “tierra de dinosaurios” en México. Aquí se han encontrado fósiles de hadrosaurios, ceratópsidos, ornitomímidos e incluso nidos con huevos fosilizados.
- Sonora: Hogar de fósiles de tiranosáuridos y herbívoros, además de abundantes restos marinos.
- Chiapas: Famoso por su ámbar, que conserva insectos y plantas mesozoicas con un detalle impresionante.
- Yucatán: Aquí se localiza el cráter de Chicxulub, causado por el impacto del asteroide que acabó con los dinosaurios.
México y el final de los dinosaurios
El impacto del asteroide en Chicxulub, Yucatán, hace 66 millones de años, fue el evento que provocó la extinción de los dinosaurios no avianos. Este hecho convierte a México en el epicentro del acontecimiento que cambió la historia de la vida.
Las investigaciones en la zona han revelado capas de rocas con esférulas de vidrio, cuarzo chocado y cenizas que confirman la magnitud del impacto.
Curiosidades fósiles de México
- En Coahuila se han hallado fósiles de hadrosaurios con marcas de mordeduras, lo que sugiere interacciones entre depredadores y presas.
- El nombre Tototlmimus integra el náhuatl con el griego, una combinación que refleja la unión entre cultura mexicana y ciencia.
Preguntas frecuentes
1. ¿Cuál es el dinosaurio más grande encontrado en México?
Los hadrosaurios de Coahuila alcanzaban más de 10 metros de largo, entre los mayores herbívoros hallados en el país.
2. ¿Qué dinosaurio carnívoro se encontró en México?
Se han encontrado restos de tiranosáuridos y ornitomímidos como Tototlmimus.
3. ¿Dónde puedo ver fósiles de dinosaurios mexicanos?
En el Museo del Desierto (Coahuila) y en museos regionales como el de Chiapas.
4. ¿Por qué es importante el cráter de Chicxulub?
Porque fue el lugar del impacto del asteroide que provocó la extinción de los dinosaurios no avianos.
Conclusión
México no solo fue hogar de una gran diversidad de dinosaurios, sino que también guarda la clave de su desaparición. Los fósiles de Coahuilaceratops, Acantholipan, Tototlmimus y muchos otros muestran la riqueza paleontológica del país, mientras que el cráter de Chicxulub recuerda el evento que marcó el fin de su reinado.
Cada hallazgo refuerza la importancia de México en la paleontología mundial y nos invita a imaginar que, hace millones de años, en el mismo suelo que hoy habitamos, rugían y caminaban gigantes del pasado.
Referencias
- Contreras, R., & Eberth, D. A. (2015). Dinosaur fossils from Mexico: An overview. Boletín de la Sociedad Geológica Mexicana, 67(3), 453–465.
- Loewen, M. A., Sampson, S. D., Lund, E. K., Farke, A. A., & Aguillón-Martínez, M. C. (2010). Coahuilaceratops magnacuerna, a new centrosaurine ceratopsid from Coahuila, Mexico. Journal of Systematic Palaeontology, 8(4), 513–523.
- Rivera-Sylva, H. E., Frey, E., Guzmán-Gutiérrez, J. R., & Palomino-Sánchez, J. (2016). Late Cretaceous hadrosaurids from northern Mexico. Cretaceous Research, 57, 138–151.
- Serrano-Brañas, C. I., Torres-Rodríguez, E., & González-Ramírez, C. A. (2020). Dinosaur record from Mexico and its importance in the Americas. Journal of South American Earth Sciences, 100, 102537.
- Ramírez-Velasco, A. A., & Rivera-Sylva, H. E. (2017). Acantholipan gonzalezi: the first nodosaurid dinosaur from Mexico. Cretaceous Research, 70, 191–197.
- Serrano-Brañas, C. I., Torres-Rodríguez, E., & Polcyn, M. J. (2016). Tototlmimus packardensis, a new ornithomimid dinosaur from Coahuila, Mexico. Cretaceous Research, 65, 1–12.



